La lactosa es el azúcar que contiene la leche. No solamente está presente en la leche de vaca, sino en la leche de todos los mamíferos, incluida la leche materna de la especie humana.
Lo normal sería que la lactosa estuviese presente solo en la leche, pero en la actualidad ha extendido sus dominios a muchos alimentos donde no tenía por qué estar, como los embutidos e incluso ya está presente en los medicamentos. Todo esto no hubiese sido posible sin la complicidad de una parte de la industria.
La lactosa en sí misma no representa ningún peligro, salvo para las personas que padecen intolerancia a la misma. La intolerancia se produce por la disminución de la actividad de una enzima llamada lactasa que está en nuestro intestino y es la encargada de digerir la lactosa para así poder asimilarla. Esta enzima se encarga de romper la molécula de lactosa en otras moléculas más simples, para facilitar su absorción intestinal.
No se trata de ninguna alergia, simplemente el sistema digestivo es incapaz de asimilar la lactosa, que será expulsada sin digerir, lo que provocará una serie de trastornos en el organismo.
Los síntomas varían desde la diarrea o las heces blandas, el vientre hinchado por la acumulación de una gran cantidad de gas, náuseas, vómitos, dolor intestinal de tipo cólico con espasmos intestinales. También puede estar irritada la piel en torno al ano, porque las heces son muy ácidas.
Esta situación dificulta que otros nutrientes presentes en los alimentos se absorban con normalidad, de esta manera se produce una cierta desnutrición cada vez que se consume lactosa. Además el gas que se produce en este trastorno, nos indica que nuestra microbiota intestinal está alterada, porque las bacterias que viven en nuestro intestino sufren un cambio y son reemplazadas por otras bacterias que se alimentan de ese azúcar sin digerir.
Estas bacterias perjudiciales producen hidrógeno, dióxido de carbono y metano en gran cantidad lo que causa molestias, dolor intestinal, distensión abdominal y ruido de tripas.
Además todo ese azúcar sin digerir que esta en el intestino, atrae agua y electrolitos que son algunos minerales muy importantes que hay en la sangre. Toda esa agua atraída al interior del intestino provocará diarrea o heces blandas y si no tenemos cuidado una deshidratación.
La alteración que sufren las bacterias intestinales afecta a la función de nuestro sistema de defensas, lo que en los tiempos que corren puede ser problemático.
▶️ ¿Qué factores deberíamos tener en cuenta para valorar la intolerancia a la lactosa?
Una de las claves está en la cantidad que consumes, porque a más cantidad de lactosa, los síntomas son más graves y con dosis más pequeñas, el trastorno pasará desapercibido, porque apenas produce molestias. También dependerá de el grado de intolerancia de cada persona, pero el único factor sobre el que se puede actuar es la dosis de lactosa.
La intolerancia puede aparecer a cualquier edad, ya sea desde el nacimiento o puede aparecer en la etapa adulta a consecuencia de otra enfermedad intestinal, que nos hace perder la capacidad de digerir la lactosa. Hay personas que la padecen y no lo saben, pero también es cierto que la mitad de las personas que sospechan que la padecen, están sanos, simplemente sus digestiones son complicadas por otras circunstancias de las que te he hablado en otros vídeos.
La intolerancia a la lactosa se ha convertido en un gran problema porque una parte de la industria alimentaria la introduce en alimentos donde nunca debería haber estado, por ejemplo embutidos, edulcorantes naturales, salsas, helados… lo que ha generado que la lactosa esté excesivamente presente en nuestra alimentación, lo que nos obliga a consumir cada vez más cantidad.
Los alimentos que contienen lactosa deberían indicarlo de forma muy evidente y no en la letra pequeña como lo hacen ahora, porque nadie sospecharía que tantos alimentos contengan lactosa añadida.
Por ejemplo el yogur auténtico apenas contiene lactosa y se puede consumir tranquilamente, pero demasiados fabricantes añaden lactosa a su yogur. Resulta irónico ver en los estantes del supermercado lo que el fabricante llama “yogur sin lactosa”, como si fuese una nueva variedad de yogur. El yogur sin lactosa es el yogur auténtico. La mayoría de los yogures contienen lactosa añadida por el fabricante.
Cabe preguntarse qué ocurre con los probióticos que debería contener el yogur, porque esos gérmenes producen lactasa que es la enzima que digiere la lactosa. Si esos yogures contienen lactosa caben dos posibilidades: que contienen una cantidad de lactosa colosal o que apenas contienen bifidus y lactobacillus como debería ocurrir con el auténtico yogur.
▶️ ¿Qué alimentos contienen lactosa añadida?
- Leer las etiquetas siempre ayuda, pero desconfía por ejemplo cuando leas, proteína animal porque significa que comerás lactosa.
- También la encontrarás en el chocolate y los sucedáneos de chocolate, y en muchas marcas de cacao soluble, pero no así, en el cacao puro soluble que puedes consumir con toda tranquilidad.
- Los copos de patatas para hacer puré y algunas marcas de puré de patatas la contienen.
- La bollería y repostería industrial: galletas, bizcochos, tartas y donuts.
- Los platos precocinados, los rebozados.
- La bechamel, salsas comerciales y mayonesa.
- Pan de molde, tostado o en tostadas
- Cereales para el desayuno enriquecidos.
- Batidos de frutas, batidos de chocolate o con sucedáneo de huevos.
- Ponches y bebidas malteadas.
- Sopas comerciales y cubitos de caldo.
- Algunas marcas de sirope de ágave o de arce, dependiendo de cada país, ya que mejora el sabor, el aroma de esos edulcorantes y además tiene un bajo índice glucémico.
- También la leche en polvo, condensada o evaporada. Aunque hay alternativas sin lactosa.
- Helados y sorbetes.
- Algunas marcas de aceitunas en conserva.
- Ya mencioné los embutidos.
- Suele aparecer como excipiente de medicamentos, incluso algunos medicamentos homeopáticos, pero no es raro encontrarla en antiácidos, antiinflamatorios, ansiolíticos y píldora anticonceptiva.
✅ De forma natural la encontrarás en:
- Margarina, mantequilla, crema de leche, nata liquida, crema pastelera.
- Suero de leche, crema agria, cuajada, helados; ten un especial cuidado con los helados bajos en grasa que pueden contener más lactosa, el petit suisse, natillas, flan y cremas industriales.
- Queso fresco, queso desnatado batido, de untar, en lonchas, porciones, Mascarpone, requesón, quark, feta y yogur artificial.
Pero NO la encontrarás en los quesos curados, azules, de bola, ten en cuenta que en el yogur natural de toda la vida el porcentaje de lactosa que contiene es tan pequeño que no es importante. Además los gérmenes que contiene este yogur o los quesos curados te ayudarán a digerir un poco mejor la lactosa.
▶️ ¿Dónde es necesario tener más cuidado con las etiquetas?
- En el conservante E-270, el ácido láctico que aparece en muchas bebidas, conservas de aceitunas.
- El colorante amarillo E-101 lactoflavina o Roboflavina (un nombre muy apropiado) que se añade a algunos lácteos de pastelería y postres instantáneos.
- Algunos espesantes H-4511 y H-4512 (caseinato cálcico y caseinato sódico)
- Los acidulantes E-325, E-326, E-327 y los emulgentes E-480, E-481, E-482.
- Fíjate en las etiquetas porque a veces pondrá lactosa y en otras azúcar de la leche, sólidos lácteos, lactitol (E-966), trazas de leche, suero en polvo, suero de leche, suero lácteo, suero, cuajo, cuajada, grasas de la leche y Monohidrato de lactosa.
▶️ ¿Por qué ese interés de algún fabricante por la lactosa?
Se utiliza para mejorar el sabor de los alimentos procesados, ya que actuaría como un edulcorante de bajo índice glucémico, también mejora la textura, prolonga la vida útil del alimento, mejora el color o evita que se deteriore.
En los embutidos sirve para camuflar los sabores desagradables de otros compuestos químicos que se utilizan en su fabricación.
Le aporta más cremosidad a las salsas y purés o ayuda a que algunos cafés y cacaos sean más solubles.
Es decir se utiliza por una simple cuestión de marketing, para que compremos el producto, pero nos obligan a comer una cantidad de lactosa que no necesitamos.
Si tenemos en cuenta que la capacidad para digerir la lactosa disminuye con la edad y que hay bastantes personas con intolerancia a la lactosa, el supermercado se está convirtiendo en un salón de lectura, porque lo normal es que pasemos 10 minutos comprando y 3 horas leyendo etiquetas.
La pregunta es, ¿adónde vamos a llegar?: muchas personas intolerantes a la lactosa no saben que lo son, porque tienen intolerancia a grandes dosis de lactosa, cuando toman una cantidad pequeña no tienen molestias. ¿Qué ocurrirá si los fabricantes ponen cada vez más lactosa, en más alimentos diferentes? ¿Qué va a pasar con estas personas intolerantes a grandes dosis de lactosa, cuándo superen el límite?
Es cierto que la lactosa como aditivo no es problemático, cuando no padeces intolerancia, pero ¿Estamos a punto de destapar un problema de intolerancia a la lactosa no diagnosticado? ¿Se ha tenido en cuenta que esta circunstancia podría sobrecargar el sistema sanitario? y por la experiencia acumulada que tenemos, sabemos que quién pagará los costes de esta situación será el consumidor y el paciente.
No olvides que la eficacia de la enzima lactasa para digerir la lactosa disminuye con la edad, que la oferta de lactosa en el mercado es cada vez mayor. Lo queramos o no, cada vez estamos consumiendo mayor cantidad de lactosa.
Según los legisladores las etiquetas comerciales solo deberán mencionar que un alimento contiene lactosa, solo si supera cierta cantidad, pero ¿Qué ocurre si superamos la cantidad que exige la ley, porque consumimos demasiados productos que la contienen pero que no lo advierten?
▶️ ¿Cómo puede ayudarnos la alimentación saludable?
Una alimentación que contenga la proporción adecuada de fibra, ayuda a que la lactosa no llegue de golpe al intestino, sino de forma gradual, porque se sabe que así da menos problemas.
También hay comprimidos de lactasa que se pueden tomar en situaciones en las una persona con intolerancia no está segura si va a consumir alimentos que contengan lactosa.
La intolerancia a la lactosa es muy habitual, pero solo necesita tratamiento cuando aparecen los síntomas, lo que es menos frecuente.
La clave para entender lo que está ocurriendo, es que uno de los factores que desencadena la intolerancia es la cantidad de lactosa y que esta cantidad está aumentado en los alimentos procesados. Una alimentación saludable con alimentos no procesados o poco procesados, nos ayudaría a rebajar la cantidad de lactosa.
También es cierto que otra parte de la industria alimentaria está promocionando cada vez más productos sin lactosa, lo que es muy de agradecer e indica que hay una parte de la industria alimentaria muy concienciada por satisfacer la necesidades reales de sus clientes.
Este es un mundo muy complicado para las personas que padecen una intolerancia a la lactosa porque se están convirtiendo en auténticos detectives de lactosa y ya pasan la mayor parte de su tiempo destinado a comprar, leyendo etiquetas.
En la llamada intolerancia a la lactosa adquirida común, la persona tiene una tolerancia a la lactosa residual, porque conservan una pequeña cantidad de lactasa activa. Se cree que su capacidad de digestión de la lactosa es de menos de 7 gr de lactosa por toma, lo que corresponde a unos 150 ml de leche, que es la capacidad de una tacita de té o de un envase de yogur. En este grupo encajarían la mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa, que son las que pueden tolerar una pequeña cantidad de lactosa. Muchas de las personas de este grupo ignoran que son intolerantes.
Las personas que padecen una intolerancia completa a la lactosa necesitan llevar un control más riguroso, son personas que en su mayoría ya han sido diagnosticadas y deben llevar un control tan riguroso que debería incluir aquellos alimentos que legalmente no tendrían por qué indicarlo en la etiqueta.
A las personas del primer grupo les perjudica pasarse de la cantidad de lactosa que pueden tolerar y a los del segundo grupo les perjudica, sobre todo, el etiquetado y que no se mencione claramente aquellos productos que contienen lactosa.
A ambos grupos les perjudica la lactosa que está fuera de su lugar habitual, en aquellos alimentos de los que nadie sospecharía que la puedan contener.
A todos nos perjudica comer aquello que no necesitamos para alimentarnos y que se añade a los alimentos para aumentar su venta y no para beneficiar al consumidor.
▶️ A modo de conclusión te diré:
Existe una corriente de opinión sobre que los humanos somos los únicos mamíferos que consumimos leche en la edad adulta y que por esa razón no deberíamos tomarla, pero también hay otra opinión similar de que somos los únicos animales que practican la agricultura y que por esa razón no deberíamos comer alimentos cultivados. También somos los únicos que utilizan ropa para protegerse de la intemperie, pero podríamos argumentar que deberíamos exponernos a las inclemencias del clima sin protección.
Lo que ocurre es que los humanos somos seres sociales y nuestra relación con el mundo se basa en nuestros valores sociales de colaboración mutua, de beneficio mutuo que no tienen nada que ver con la explotación animal, ni con la explotación de los consumidores y mucho menos con que se les manipule para que adquieran comportamientos alimentarios o de salud que les perjudiquen, porque hay otros humanos que se quieren beneficiar de ese comportamiento.
Yo no pretendo que dejes de tomar leche con lactosa, porque en sí misma la lactosa solo perjudica a las personas que padecen los síntomas de intolerancia. Lo que me preocupa es que está presente en demasiados alimentos en los que no debería estar y se está utilizando, no para mejorar la calidad de tu alimentación, se utiliza para mejorar el sabor, la textura o el color, como un medio de aumentar las ventas.
El marketing que ayuda a las personas a resolver sus problemas, no puede compararse con el que ayuda a manipular a esas personas sin ofrecerles nada a cambio.
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